El grado de deterioro y las complicaciones a nivel articular dentro del Síndrome de Stickler es muy variable. Algunas personas pueden experimentar pocas complicaciones, mientras que otras tienen complicaciones mayores.
Articulaciones hiperlaxas o hiperflexibles, así como articulaciones prominentes (por ejemplo, rodillas, dedos…) son características que se pueden ver con frecuencia ya en niños. Más tarde las articulaciones pueden volverse rígidas, e incluso pueden aparecer episodios de osteoartritis temprana. La osteoartritis, que es común en una población anciana, puede aparecer, en el Síndrome de Stickler, a una edad temprana (por ejemplo, al iniciar la treintena o cuarentena, o incluso en la adolescencia o la niñez, en casos más severos). Alteraciones similares a la osteoartritis pueden afectar al cuello y la espalda y se les reconoce como espondilosis cervical y lumbar respectivamente.
Los síntomas que afectan a las articulaciones (por ejemplo, dolor, rigidez) se pueden agravar por su uso excesivo (al tener hiperlaxitud, las articulaciones dán más de si, de modo que se fuerzan más de lo debido). Durante la niñez se puede asimilar e incluso confundir con otras formas de artritis infantil o juvenil, u otras condiciones asociadas con la hiperflexibilidad, tales como el Síndrome Marfan.
Las alteraciones reflejadas en las radiografías y/o TAC que afectan a la columna vertebral incluyen la displasia espondilo-metafisiaria que se refiere a irregularidades de los huesos de la espalda (vértebras). Estos cambios pueden ser secundarios y no causar síntomas pero ayudan a la hora de hacer un diagnóstico. Otros cambios de displasia mostrados por los rayos X (irregularidad de la forma de los huesos) se puede ver que afectan a las extremidades del fémur (hueso del muslo) u otros huesos largos, así como a la cadera (es muy frecuente la displasia de cadera).
La hiperflexibilidad, o una movilidad excesiva de ciertas articulaciones, puede provocar que las articulaciones se vuelvan dolorosas y propensas a dislocarse. La rótula, el hombro o incluso la cadera se pueden dislocar, provocando dolor, aunque pueden volver facilmente a la posición correcta. Los niños son también propensos a tener las articulaciones dislocadas, y los padres y profesores del colegio deben ser conscientes de este problema potencial cuando un niño está jugando y haciendo ejercicios.
Algunas personas pueden necesitar modificar su estilo de vida para proteger sus articulaciones y prevenir complicaciones, tales como episodios tempranos de osteoartritis, que puede ser el resultado de usar mucho las articulaciones laxas.
Se trata de una condición degenerativa, ya que el cartílago que cubre la extremidad de los huesos desaparece poco a poco, dejando rozar hueso con hueso, de modo que las articulaciones se vuelven rígidas, dolorosas y difíciles de mover.
La mayoría de las articulaciones comunmente afectadas son las caderas, los tobillos, el cuello, ATM (articulación temporomandibular), la espalda, las manos y pies.
Caminar con la articulación de la cadera afectada puede ser difícil y la cadera gradualmente se altera. Esto puede tener efectos en la pierna de ese lado, convirtiéndose visiblemente más corta que la otra.
La osteoartritis en las rodillas también puede provocar una gran cantidad de deformidades. Puede hacer que la rodilla esté engrosada y la persona afectada puede parecer que tiene las piernas arqueadas o en valgo.
Algunas personas tendrán dificultad al subir y bajar escaleras, y es posible oír crujidos y ruídos rechinando cada vez que la articulación con artritis se mueve.
La articulación más común en los pies que puede ser afectada por osteoartritis es la articulación que está en la base del dedo gordo. Llevar zapatos cómodos puede ayudar a aliviar la presión en la articulación.